Cuando estaba a punto de culminar la escritura de Rayuela Julio Cortázar declaró que su lanzamiento sería "una bomba atómica en el escenario de la literatura latinoamericana". No se equivocaba, la novela fue un texto central del Boom, agotó catorce ediciones en diez años, fue traducida a treinta idiomas y aún continúa vendiendo treinta mil ejemplares anuales sólo en español. A medio siglo de la explosión la onda expansiva continúa conmocionando la escena literaria y en numerosas ciudades del mundo se conmemora la aparición de esta novela que inauguró una nueva forma de contar e hizo posible la aparición de un nuevo tipo de lector.
Portada de la edición 50 aniversario de Alfaguara. |
"De una manera u otra todos la buscan, todos quieren abrir la puerta para ir a jugar. Y no por el Edén, no tanto por el Edén en sí, sino solamente por dejar a la espalda los aviones a chorro, la cara de Nikita o de Dwight o de Charles o de Francisco, el despertar a campanilla, el ajustarse a termómetro y ventosa, la jubilación a patadas en el culo (cuarenta años de fruncir el traste para que duela menos, pero lo mismo duele, lo mismo la punta del zapato entra cada vez un poco más, a cada patada desfonda un momentito más el pobre culo del cajero o del subteniente o del profesor de literatura o de la enfermera), y decíamos que el homo sapiens no busca la puerta para entrar en el reino milenario (aunque no estaría nada mal, nada mal realmente) sino solamente para poder cerrarla a su espalda y menear el culo como un perro contento sabiendo que el zapato de la puta vida se quedó atrás, reventándose contra la puerta cerrada". Capítulo 71.