Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... Vení, volá, sentí...

Horacio Ferrer.












               Esta madrugada doscientos efectivos de la Policía Metropolitana, personal de infantería incluido, irrumpieron en el Hospital de Salud Mental J. Borda, violentando dos portones traseros, sitos en las calles Brandsen y Pedriel. Una vez en el interior del predio aseguraron el perímetro del Taller Protegido Nº19, donde los internos realizaban tareas de rehabilitación y capacitación laboral. Al tiempo que se levantaba un muro de chapas alrededor de las instalaciones y los efectivos policiales violentaban la entrada al taller para proceder a su vaciamiento, por atrás ingresaban las topadoras para demoler el edificio.
            El personal directivo del hospital se presentó de inmediato a solicitar la orden judicial para dicho procedimiento, pero las fuerzas policiales los expulsaron, sin presentar orden alguna y sin siquiera identificar al oficial a cargo del operativo. Frente a este atropello de la Policía Metropolitana el personal del hospital convocó con urgencia a los medios de comunicación y junto a un reducido número de pacientes trataron de evitar el accionar de las topadoras, pero fueron repelidos por la fuerza.

            

         En el marco de la 39 Feria del Libro el cantautor paulista se presentará en Buenos Aires para participar de la conmemoración de los cien años del nacimiento de Vinicius de Moraes. El espectáculo, que tendrá lugar el sábado 27 de abril a las 19 hs. en Plaza Italia, con entrada libre y gratuita, forma parte del programa que puso en marcha el Sector Cultural de la Embaja de Brasil para difundir la cultura brasileña en Argentina. 





Antonio Bondeolli Pecci Filho (Toquinho da Gente) nació en San Pablo, en 1946, y comenzó a tocar la guitarra en 1960, con el maestro Paulinho Nogueira. En 1964 debutó en el teatro Paramount, donde acompañaría a grandes figuras, como Elis Regina, Zimbo Trío y Chico Buarque, iniciando así su carrera profesional.

Los amargos frutos de la United Fruit




                            La Compañía Frutera Inc. 
                          se reservó lo más jugoso, 
                               la costa central de mi tierra, 
                              la dulce cintura de América. 

Pablo Neruda


            Actualizando el esquema de la East Indian Company, mediante la cual el imperio británico había monopolizado el comercio del té y el opio en Extremo Oriente, desde el último cuarto del siglo XIX, se instaló en diversos países de América un grupo de empresas estadounidenses, con el objetivo de monopolizar la explotación y el comercio de recursos naturales a nivel continental. La inversión de capitales para promover el desarrollo fue la fachada de un sistema de corrupción política y violencia armada para optimizar el saqueo económico. Prueba de ello es que en muy pocos años estas empresas devinieron inmensamente ricas y poderosas, mientras aquellos países en los que invirtieron fueron proporcionalmente sometidos y empobrecidos.
            El principal referente de este modelo empresarial fue la United Fruit Company (UFCo), fundada en 1899, que se dedicó a la producción y comercialización de frutas tropicales, principalmente banana y ananá. Conocida como “La Frutera” o “Mamita Yunai” (adaptación fonética del vocablo “United”), en pocos años, acaparó más de medio millón de km2, en los territorios de Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Cuba, Jamaica, República Dominicana, Colombia y Ecuador. Su patrimonio incluía también una flota de cuarenta embarcaciones de transporte, casi 500 km de líneas férreas, concesiones de puertos, correos, medios de comunicación, usufructos aduaneros y unos doscientos mil empleados, también considerados propiedad de la empresa.